Con este título lo lógico sería suponer que hemos tirado de ironía y se trata de gente de algún país exótico hincándole el diente a roedores, pero no. Esta vez se trata de alta cocina de verdad.
La idea ha sido de la artista Laura Ginn, una especialista en trabajar con animales, quien no solamente se presentó en la exposición con un vestido tejido con las pieles de 300 ratas, sino que cocinó para sus comensales 75 ratas en formas distintas.
En la mesa, brocheta de queso de cabra con muslo de rata, crostino con lomillo de rata, rata a la brasa, rata a la parrilla y hasta albóndigas cúbicas de rata esperaban en la mesa.
La idea ha sido de la artista Laura Ginn, una especialista en trabajar con animales, quien no solamente se presentó en la exposición con un vestido tejido con las pieles de 300 ratas, sino que cocinó para sus comensales 75 ratas en formas distintas.
En la mesa, brocheta de queso de cabra con muslo de rata, crostino con lomillo de rata, rata a la brasa, rata a la parrilla y hasta albóndigas cúbicas de rata esperaban en la mesa.