Todo empezó el siglo pasado, cuando Christoph Dassler y su hijo Rudolf, alemanes, trabajaban en una fábrica de zapatos llamada Big Dogs, en un pueblo cerca de Nuremberg. La Primera Guerra Mundial estalló y Rudolf, el hijo, tuvo que unirse a la lucha y dejar la fábrica. Después de la guerra volvió al pueblo, por decirlo de algún modo, y comenzó a trabajar en otras fábricas, no dedicadas al mundo del calzado.
Después de un tiempo empleado por cuenta ajena, en 1924 Rudolf se unió a su hermano Adolf, apodado “Adi”, que acababa de fundar su propia fábrica de zapatillas: Gebrüder Dassler Schuhfabrik, esto es, Fábrica de Zapatos de los Hermanos Dassler. El negocio fue prosperando y en 1936 Adi viajó a hasta la villa olímpica con unas zapatillas y convenció a Jesse Owens para que las usara en la competición. Aceptó y así se convirtió en el primer atleta de color en ser esponsorizado.
Recordemos que Owens fue la estrella de aquellas olimpiadas, por ganar medallas y por el disgustó que aquello le provocó a Hitler. El patrocino de Owens fue un éxito y la fama de las zapatillas Dassler creció como la espuma. Todo el mundo, en todo el mundo, quería aquellas zapatillas para correr.
Hasta aquí la historia ya es digna de recordar y merece una curistoria, pero no acaba aquí la cosa. Los hermanos Dassler se unieron al partido Nazi alemán, aunque con diferentes intensidades. Esta diferencia de opiniones les llevó a distanciarse y finalmente, como siempre pasa en estas riñas familiares, un último detalle, posiblemente sin importancia, acabó por romper la relación entre los hermanos.
En 1948, los dos hermanos, Rudolf y Adi, dividieron la empresa. El primero creó una nueva empresa y el segundo continuó con la ya existente. Eso sí, le cambió el nombre y la renombró a partir de su mote: “Adi”. De aquí nació la marca Adidas, de la unión de “Adi” y “Dassler”.
La nueva empresa, creada por Rudolf, siguió el mismo patrón y se llamó Ruda, proveniente de “Rudolf” y “Dassler”. Más tarde, en 1948, este Ruda fue cambiado por Puma y de ahí hasta hoy. Concluyendo, dos de las marcas punteras en artículos deportivos del mundo, provienen de dos hermanos que acabaron reñidos hace unos cuántos años.
Después de un tiempo empleado por cuenta ajena, en 1924 Rudolf se unió a su hermano Adolf, apodado “Adi”, que acababa de fundar su propia fábrica de zapatillas: Gebrüder Dassler Schuhfabrik, esto es, Fábrica de Zapatos de los Hermanos Dassler. El negocio fue prosperando y en 1936 Adi viajó a hasta la villa olímpica con unas zapatillas y convenció a Jesse Owens para que las usara en la competición. Aceptó y así se convirtió en el primer atleta de color en ser esponsorizado.
Recordemos que Owens fue la estrella de aquellas olimpiadas, por ganar medallas y por el disgustó que aquello le provocó a Hitler. El patrocino de Owens fue un éxito y la fama de las zapatillas Dassler creció como la espuma. Todo el mundo, en todo el mundo, quería aquellas zapatillas para correr.
Hasta aquí la historia ya es digna de recordar y merece una curistoria, pero no acaba aquí la cosa. Los hermanos Dassler se unieron al partido Nazi alemán, aunque con diferentes intensidades. Esta diferencia de opiniones les llevó a distanciarse y finalmente, como siempre pasa en estas riñas familiares, un último detalle, posiblemente sin importancia, acabó por romper la relación entre los hermanos.
En 1948, los dos hermanos, Rudolf y Adi, dividieron la empresa. El primero creó una nueva empresa y el segundo continuó con la ya existente. Eso sí, le cambió el nombre y la renombró a partir de su mote: “Adi”. De aquí nació la marca Adidas, de la unión de “Adi” y “Dassler”.
La nueva empresa, creada por Rudolf, siguió el mismo patrón y se llamó Ruda, proveniente de “Rudolf” y “Dassler”. Más tarde, en 1948, este Ruda fue cambiado por Puma y de ahí hasta hoy. Concluyendo, dos de las marcas punteras en artículos deportivos del mundo, provienen de dos hermanos que acabaron reñidos hace unos cuántos años.
Fuente: Curistoria
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